Todos sabemos que el 12 de octubre de 1492, es la fecha en la cual los colonizadores europeos llegaron al territorio que hoy llamamos América. Nos educaron durante muchos años para celebrar este día como si se tratara de un extraordinario momento, echando a un lado el impacto que ocasionó la llegada de los colonos. No fue un momento de encuentro amigable, fue una invasión que acabó en el exterminio de buena parte de la población originaria del continente. Los Pueblos Indígenas tenían siglos habitando este inmenso territorio, existiendo, con visiones del mundo y modos de vida particulares configurados desde la relación con la naturaleza y el cosmos. Concepciones y maneras de vivir distintas a las de los europeos. A pesar del reconocimiento otorgado por el Libertador Simón Bolívar a los pueblos indígenas, estos pueblos fueron invisibilizados y excluídos a través de la aplicación de políticas de asimilación. Esto sucedió tanto en el período colonial como en el período republicano. Podemos mencionar, como ejemplo de este último, un acuerdo firmado el 11 de mayo de 1921 por el congreso de los Estados Unidos de Venezuela, acogiendo la iniciativa del Ejecutivo Federal de declarar el 12 de octubre como “día de la Raza”, decisión reforzada por la historia oficial y por los gobernantes posteriores.

A partir del 10 de octubre de 2002 el Estado venezolano, con el decreto n° 2028, cambia la denominación tradicional del 12 de octubre “Día de la Raza”, y la nombra el “Día de la Resistencia Indígena”. Nuestro país fue, en este sentido, pionero en el reconocimiento formal de los actos y eventos de resistencia de los pueblos indígenas ante la invasión, masacre y despojo a tal punto de quedar casi exterminados, con la llegada de los europeos a sus territorios.
Previamente, con la entrada en vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, los derechos de los Pueblos Indígenas quedan ampliamente reconocidos con 8 artículos que garantizan el respeto a su autodeterminación, el reconocimiento a sus territorios, la garantía a sus prácticas económicas, políticas y sociales; el derecho a la participación política, la propiedad intelectual de sus conocimientos ancestrales, el uso de la medicina tradicional y el reconocimiento de sus idiomas propios los cuales pasaron a ser oficiales en el país.
Es importante resaltar, desde la perspectiva de los procesos políticos y sociales, que a partir de las reivindicaciones plasmadas en los instrumentos legales venezolanos, con la llegada de la nueva Carta Magna de 1999, y de los procesos censales nacionales que promovieron el derecho al auto reconocimiento de las personas como pertenecientes a un Pueblo Indígena para hacerlos así sujetos de derechos colectivos específicos, muchos Pueblos Indígenas considerados oficialmente como extintos unos y casi desaparecidos otros, re-surgieron con fuerza reclamando sus espacios ancestrales, la recuperación y el fortalecimiento de sus idiomas, el derecho a sus prácticas sociales y económicas, el ejercicio de la autonomía para la toma de decisiones frente a los complejos problemas que en la actualidad viven en sus localidades. Todos estos procesos de altísimo significado simbólico han generado una mayor valoración de la identidad cultural. Muchos pueblos que estaban ocultos han emergido en los últimos veinte años.

En la actualidad son muchos los desafíos a los que están enfrentados los Pueblos Indígenas. A pesar de contar con un extenso y profundo marco legal que ampara sus derechos, siguen existiendo prácticas que van en contra de los mismos. Unas tantas por omisión del Estado venezolano y otras tantas por el aprovechamiento indiscriminado de recursos naturales dentro de sus territorios sin pasar por procesos de consulta previa, libre e informada. De momento siguen sin avanzar temas concretos como la demarcación de sus territorios que actualmente están siendo gravemente vulnerados por la minería legal e ilegal.
Este año, vivimos el Día de la Resistencia de los Pueblos Indígenas en medio de una pandemia mundial. A pesar de ello, y de las circunstancias antes señaladas, los pueblos indígenas venezolanos continuan viviendo y promoviendo modelos de vida sostenibles cargados de una sabiduría ancestral. Como lo han hecho durante siglos, siguen resistiéndose a desaparecer.

Desde Wataniba, el Grupo de Trabajo Socioambiental de la Amazonia, celebramos 15 años de camino junto a los Pueblos Indígenas, acompañándoles en la promoción y defensa de sus derechos, y en la apuesta por una Amazonía sostenible donde se garantice la diversidad cultural y biológica, con unos territorios indígenas llenos de bienestar. En este camino, seguiremos desarrollando acciones estratégicas que se traducen en productos que contribuyan con una gestión territorial sostenible y autónoma, el monitoreo a las principales presiones, amenazas y oportunidades, así como un apoyo permanente a la labor de las organizaciones indígenas. Sigamos adelante, ¡juntos podemos!
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