Hoy, 4 de octubre, se celebra el Día del Hábitat, un día para reflexionar sobre el estado de nuestros pueblos y ciudades y pensar en la responsabilidad colectiva que tenemos en lograr un mejor hábitat para la humanidad.
El concepto de hábitat implica una visión del ambiente como ecosistema, en el que el contexto y las especies que hacen vida en ese espacio se integran armónicamente en un sistema de equilibrio basado en las relaciones. Como especie, la humanidad ha ido dejando una huella más pronunciada en la Tierra y ha ido alterando su hábitat al punto que ya hemos comenzado a sufrir las consecuencias de la aceleración del cambio climático por nuestros modos de producción y consumo poco sustentables ambientalmente. Sin duda, es un momento para aprender del conocimiento ancestral de los pueblos indígenas, saberes que nos permitan disminuir nuestra huella, pero también para conocer y reflexionar qué puede estar afectando a estos pueblo que, por sus modos de vida, son los guardianes por excelencia de nuestro planeta.
En noviembre, Naciones Unidades celebrará la COP26, donde los gobiernos locales concensuarán planes prácticos para disminuir la huella de carbono, que representa la mayor parte de los gases del efecto invernadero en las ciudades. El llamado es, entonces, a que este año el Día del Hábitat gire en torno a estas emisiones. Es por ello que, desde Wataniba, queremos hoy llamar tu atención hacia los impactos que genera la minería ilegal en la Amazonía venezolana.
La minería –genera gases invernadero relacionados con la deforestación, la destrucción del suelo, la contaminación del agua y especies acuáticas por mercurio– pone en riesgo la biodiversidad de la región. Además, ésta implica desde una mirada más sociocultural, un riesgo menos evidente, pero no por ello menos importante, que sí puede verse en relación con las emisiones del carbono en cuanto que está modificando las prácticas de los pueblos de la Amazonía. Ella socava las capacidades de los indígenas de contrarrestar problemas ambientales a través de actividades productivas como el conuco.
Cuidar a los guardianes de la Tierra, es cuidar nuestro hábitat. La modificación de sus hábitats de la región amazónica, pone en riesgo su biodiversidad, somete a los pueblos indígenas a la proliferación de enfermedades infecto-contagiosas, debido a la presencia de agentes externos, así como a desarrollar afectaciones por exposición a concentraciones altas de mercurio. Todo esto va generando una cantidad de cambios en el ecosistema que a la larga afecta también a quienes no viven en la Amazonía.
¡Reconócete con sus luchas por preservar su hábitat y sus modos tradicionales de vida; ellas son también tuyas aunque creas que no te tocan de cerca!
*Fotografía: Luis Ovalles – Wataniba