Por Carlos Poleo
Se sabe que en el estado Amazonas de Venezuela hay indígenas de los pueblos Uwottüja, Jotï y Yanomami en condición de aislamiento o contacto inicial. Aunque los PIACI en Venezuela no están reconocidos formalmente en el marco jurídico, existen, aún ocupando los territorios donde ancestralmente han vivido y asediados por las mismas amenazas que enfrentan los pueblos indígenas de toda la Amazonia.
En las cabeceras de los ríos del territorio ancestral
Carlos Morales es descendiente de uno de los grupos indígenas aislados Uwottüja que habitan en el estado Amazonas venezolano. Cuenta que los Uwottüja aislados o poco contactados viven en las cabeceras de los ríos del territorio ancestral y asegura que “son ellos los que permiten con sus rezos y cantos que el pueblo Uwottüja pueda tener acceso a los alimentos, protegiendo a la naturaleza”.
Muchos de estos pueblos en aislamiento voluntario se separaron del mundo occidental debido a la evangelización a la que estaban siendo sometidos”
Carlos Morales, Uwottüja
Los Uwottüja en aislamiento voluntario en la parte alta del Río Cuao habitan dentro de los límites de la solicitud de demarcación ante el Estado venezolano que realizó la Organización Indígena Uwottüja del Sipapo (OIPUS), de la que Morales es vice-coordinador. La solicitud, que fue presentada por la vía de autodemarcación y comprende una superficie territorial de aproximadamente 1.400.000 hectáreas, ha sido tramitada en diferentes instancias y actualmente permanece en la Comisión Regional de Demarcación de Hábitats y Tierras Indígenas del Estado Amazonas, pendiente por una decisión oficial.
“Muchos de estos pueblos en aislamiento voluntario se separaron del mundo occidental debido a la evangelización a la que estaban siendo sometidos”, asegura Morales. Ciertamente, hacia los años 50 del siglo XX, en el territorio se establecieron la Misión Salesiana y la Misión Nuevas Tribus con el fin de desarrollar trabajos educativos y socioproductivos con la población Uwottüja y Jivi asentadas en la zona.
Aquel contacto hizo que pobladores Uwottüja fueran trasladados a la comunidad de Tama Tama en el Alto Orinoco para continuar el proceso evangelizador. Otros, sin embargo, reacios a los cambios culturales y aferrados a sus costumbres tradicionales, se opusieron reduciendo sus relaciones con el mundo exterior al mínimo y refugiándose en zonas boscosas de difícil acceso, principalmente entre las serranías del Cuao, el Autana y el río Marieta. Éstos son los pequeños grupos Uwottüja que en la actualidad todavía permanecen en aislamiento voluntario en la parte alta de estas cuencas y de su territorio ancestral.

La situación actual de los Uwottüja en aislamiento voluntario o poco contactados, no es muy distinta a la de aquellos años. En aquel entonces, sumado a la evangelización, las actividades extractivas de caucho, chiquichique y balatá, generaron presiones que influyeron en los movimientos migratorios y asentamientos de los Uwottüja. Hoy “debido a la minería y otras actividades ilegales, hacen que cada día estos pueblos estén más amenazados”, afirma Morales, “lo que pone en peligro la protección de estos pueblos con poco contacto y, más aún, a los sabios guardianes del territorio, a quienes se les está desconociendo su autoridad”.
Para el pueblo Uwottüja, sobre todo en los lugares de origen como el Cuao y en las cabeceras del Cataniapo y del Guayapo, “existe una gran presión ejercida por terceros que realizan actividades extractivistas, incluso con la participación de otros pueblos indígenas, que hacen presión hacia estas comunidades que se han mantenido en aislamiento voluntario. Lo mismo esta ocurriendo con el Pueblo Jotï en el Alto Parucito y en la Sierra de Maigualida y el Pueblo Yanomami en el Alto Orinoco”, señala Guillermo Marciales, investigador y asesor legal de Wataniba. “Aunque ha habido cierta contención por parte de organizaciones de base y aliados, que han incidido en que haya el menor contacto posible, esta presión cada día es mayor y se ha convertido en una amenaza latente sobre los territorios y sobre estos grupos PIACI”.

¿Hay o no grupos aislamiento o contacto inicial?
De acuerdo a la Constitución de Venezuela promulgada en 1999 Venezuela es un país multiétnico y pluricultural. En este sentido, el Estado reconoce y garantiza la existencia de los pueblos y comunidades indígenas como pueblos originarios. De estos pueblos existen más de cuarenta reconocidos en el país, de los cuales tres poseen grupos de su población en condiciones de contacto inicial o aislamiento voluntario, según señala el Informe Regional Pueblos Indígenas en Aislamiento en La Amazonía y Gran Chaco, publicado por Land is Life en 2019 en alianza con Wataniba y otras importantes organizaciones de la Amazonia.
…en cuanto a los PIACI no hay un reconocimiento como tal, pero es evidente que en el Amazonas hay pueblos en aislamiento voluntario”
Guillermo Marciales
En el informe elaborado por Wataniba y la Organización Regional de los Pueblos Indígenas de Amazonas (ORPIA) para Land is Life, se señala que aproximadamente hay cuatro mil Yanomami, mil Hoti y 200 Uwottüja que decidieron no mantener contacto con la sociedad no indígena y adentrarse en sus territorios para preservar su cultura, costumbres y modos de vida de las amenazas que les rodean.
Actualmente, se sabe que debido a la situación coyuntural económica país, la cual se acentúa en las capitales de los municipios, muchos indígenas están retornando a sus comunidades de origen. Y como consecuencia de la pandemia del COVID-19 habitantes de comunidades indígenas, consideraron tomar medidas de aislamiento para hacer frente a la situación.
Sin embargo, en el marco legal venezolano, los Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial (PIACI), no están reconocidos como un grupo especialmente vulnerable.
Afirma Marciales que “a pesar de que la Constitución del 99 reconoce el derecho de las diferencias sobre la base de una discriminación positiva y posteriormente en 2005, con la aprobación de la Ley Orgánica de los Pueblos Indígenas, en cuanto a los PIACI no hay un reconocimiento como tal, pero es evidente que en el Amazonas hay pueblos en aislamiento voluntario”.
El debate sobre si hay o no grupos en condición de aislamiento o contacto inicial en Venezuela es una discusión de larga data. Si bien la integración de los pueblos indígenas como sujetos de derecho en el marco legal venezolano fue bien recibido y, entre otros logros, fundamentó el inicio de los procesos de demarcación territorial, hasta ahora inconclusos, en opinión del abogado “la jurisprudencia se ha quedado corta respecto a los derechos reconocidos y a las realidades que se están presentando dentro de los territorios de los pueblos indígenas”. Y agrega que un ejemplo de ello es la sentencia dictada a Sabino Romero, “en la que en un principio no se le reconocía la jurisdicción especial indígena porque no había demarcación de los territorios”.

220.000 hectáreas
A diferencia de los Uwottüja, aún en espera de la titularidad colectiva de sus territorios, en 2012 los Jotï obtuvieron un título de demarcación territorial de aproximadamente 220.000 hectáreas para la comunidad de Caño Iguana. Aunque la superficie del territorio fue reducida en un 40%, el logro fue producto del proceso nacional de demarcación de hábitat y tierras indígenas por medio de la autodemarcación, e incluye las zonas donde se encuentran grupos en condiciones de aislamiento voluntario de este pueblo.
…hay un grupo de indígenas nómadas que se moviliza constantemente por ambos lados de la frontera entre las cabeceras de los ríos Paragua y Karún (Venezuela) y las cabeceras del río Chokotoi (Brasil)”.
Informe Regional Pueblos Indígenas en Aislamiento en la Amazonia y Gran Chaco, publicado por Land is Life (2019)
El 60% del pueblo Jotï se divide en dos comunidades bastante grandes en las cuales también hubo misiones religiosas. Actualmente, la presencia es la de organismos del Estado como los Ministerios de Salud, de Agricultura y Tierras y de Educación; además del Ejército y la Guardia Nacional. El 40% restante de las comunidades se encuentran dispersas en pequeños grupos seminómadas en el territorio tradicionalmente ocupado. Es entre estos grupos que se concentran los segmentos PIACI, que llevan una vida tradicional de acuerdo a sus patrones socioculturales.
Según Land is Life “existen reportes específicos de integrantes del pueblo Shiriana de comunidades del alto Paragua y del alto Uraricaa (Brasil), de que hay un grupo de indígenas nómadas que se moviliza constantemente por ambos lados de la frontera entre las cabeceras de los ríos Paragua y Karún (Venezuela) y las cabeceras del río Chokotoi (Brasil)”. Los relatos apuntan a que este grupo de indígenas evita totalmente el contacto, incluso con cualquier otro grupo de indígenas.
Los estudios sobre este pueblo señalan que existe una relación muy profunda entre los Jotï, sus hábitats y su territorio, donde los recursos naturales son fundamentales para su supervivencia física y cultural. Pero la presencia de mineros ilegales en las zonas contiguas al territorio Jotï están causando la destrucción del hábitat: contaminan caños y ríos con mercurio, con lo cual ha ido desapareciendo la fauna debido a la caza y aumentando la transmisión de enfermedades.
El informe de Land is Life confirma que “en los últimos años se ha podido observar la introducción y presencia de mineros ilegales que han llegado a la zona a practicar minería de oro y diamantes, habiendo intentos de entrar directamente en las comunidades Jotï en aislamiento. No hay información expresa sobre conflictos violentos, pero hay documentación de utilización de mano de obra Jotï en actividades mineras”.
Los grupos del pueblo Jotï, especialmente los que viven en aislamiento, son vulnerables y susceptibles a contraer enfermedades debido a su situación. Esta vulnerabilidad se vería fuertemente afectada por el proyecto del Arco Minero del Orinoco que ejecuta el Estado en la región sin el consentimiento previo, libre e informado al que tienen derecho los pueblos indígenas. No hay protocolos específicos para los Jotï. El Ministerio de Salud, a través de la Dirección de Salud Indígena, posee lineamientos generales de actuación en materia sanitaria, pero no propiamente para los Pueblos Indígenas Aislados y en Contacto Inicial.

La minería es ilegal en todo el estado Amazonas
Lo mismo ocurre con los Yanomami, pero en su caso la injerencia de los garimpeiros es histórica, desde los años 80. La masacre de Haximú y las medidas que se tomaron para obligar al Estado a salvaguardar estos territorios y estos grupos no fueron suficientes como contención.

Fuentes cercanas a Wataniba que prefieren mantener el anonimato señalan que “hay una especie de cooptación hacia los indígenas y los líderes del pueblo Yanomami para usarlos como elementos de reclutamiento, y dada su experticia en el territorio, para las mismas actividades extractivistas”. Esto evidentemente compromete el buen vivir de estos pueblos PIACI que todavía están en las cabeceras del Orinoco y en la frontera de Brasil.
El pueblo Yanomami habita en un territorio de aproximadamente cuatro millones de hectáreas al extremo sureste del Amazonas. Ese territorio coincide con dos figuras de protección ambiental: el Parque Nacional Parima-Taparipeco y la Reserva de Biósfera Alto Orinoco-Casiquiare, que, aun cuando no están destinadas a proteger a los habitantes originarios, reconocen su presencia y sus derechos de ocupación en ese territorio.
En Amazonas la minería es ilegal en todo el estado por decreto presidencial Nro. 269 del año 1989, pero esto no impide el sostenido incremento de mineros en la zona. A simple vista, los impactos directos de la actividad extractivista se resumen en la deforestación, la contaminación de ríos con mercurio, los procesos de sedimentación y la alteración de la pesca. Sin embargo, para los cuatro mil Yanomami que viven en aislamiento o contacto inicial está latente una situación socio-epidemiológica de alta vulnerabilidad. Enfermedades endémicas como el paludismo y las hepatitis y de epidemias como el sarampión, la fiebre amarilla o el mismo COVID-19, ponen en riesgo la vida de sus habitantes.
Por su parte, los Yanomami, a través de su organización Horonami, tienen introducida una solicitud de demarcación por aproximadamente 4.000.000 de hectáreas por vía de autodemarcación en la Comisión Regional del Estado Amazonas desde el 17 de marzo de 2016, “la cual no ha sido tramitada efectivamente y tiene muy pocos avances”, de acuerdo al informe de Wataniba para Land is Life.

Protección para los PIACI en Venezuela
Si bien no existe en Venezuela una legislación específica sobre los pueblos indígenas en condiciones de aislamiento o contacto inicial como en otros países de América Latina, sí existen abundantes disposiciones que pueden ser implementadas para la lograr la protección de la vida amenazada de estos grupos.
En el ámbito legislativo, las normas adoptadas por el ordenamiento jurídico venezolano para la protección de los pueblos indígenas también sirven para la adopción de medidas específicas para la protección y el resguardo de los PIACI en Venezuela.

Son pocas las organizaciones que abordan este asunto en el país. En Amazonas, Wataniba, en alianza con las organizaciones indígenas, trabaja para evidenciar la presencia de estos grupos en aislamiento a través de publicaciones, estudios e informes; organización de talleres y seminarios y un trabajo de incidencia ante varios organismos del Estado para lograr el reconocimiento oficial, promover sus derechos específicos e impulsar mecanismos para su protección ante las amenazas a las que están sometidos.
En este sentido, se ha logrado que la Defensoría del Pueblo, como principal órgano en materia de derechos humanos, reconozca la existencia de estos tres pueblos indígenas que tienen grupos en aislamiento voluntario.
Considerando los pueblos indígenas que viven en aislamiento voluntario o en contacto inicial y tomando como referencia las Directrices de Protección para los Pueblos Indígenas en Aislamiento y en Contacto Inicial de la Región Amazónica, el Gran Chaco y la Región Oriental de Paraguay del Alto Comisionado de la Naciones Unidas, en 2018, el ente gubernamental propuso ante la Asamblea Nacional Constituyente, el siguiente artículo como disposición constitucional en materia PIACI:
Los Pueblos y comunidades indígenas que viven en aislamiento o en contacto inicial tienen derecho a no sufrir la asimilación forzada o la destrucción de su cultura y hábitat. El Estado velará por la garantía de sus derechos y el acceso a los servicios requeridos por esta población, respetando su identidad étnica y cultural, cosmovisión, valores, espiritualidad y sus lugares sagrados y de culto. El Estado velará porque estas comunidades indígenas no sean afectadas por personas u organizaciones civiles religiosas y políticas ajenas a estas.
Mientras tanto, las presiones y las amenazas sobre los PIACI en Venezuela atentan contra sus vidas. Para Guillermo Marciales “lo más inmediato y lo ms exigible, de acuerdo al reconocimiento del artículo 119 de la Constitución de Venezuela, sería la inmediata demarcación de los territorios indígenas”. Y, por otro lado, en alianza con las organizaciones indígenas de base, “establecer una especie de mapa y diagnóstico sobre cuáles son estas comunidades Jotï, Uwottüja y Yanomami que desean seguir en aislamiento y poco contacto, para generar políticas públicas tanto desde las organizaciones de base como desde lo más cercano, los municipios, a través de ordenanzas, y así poder dar protección a estos PIACI”.