
La Amazonia está de luto
Durante los últimos días, todos aquellos que estamos comprometidos con la Amazonia hemos seguido con estupor las noticias de la desaparición del indigenista Bruno Pereira y el periodista Dom Phillips.
Aunque todo apuntaba a que habían fallecido, nos resistíamos a creer que el final fuera tan aciago como el que han ido difundiendo las agencias informativas entre ayer y hoy; esperábamos que los indicios que se habían ido revelado significaran algo distinto. Queríamos que, como en un final sorprendente de película, aparecieran sanos y a salvo.
Sin embargo, no fue así. La confesión de Amarildo da Costa de Oliveira sobre su asesinato nos sobrecoge. Lo sucedido es trágico no sólo por la crueldad ejercida hacia ellos, sino también por la manera en que se evidencia cómo la violencia hacia la Amazonia como ecosistema, sus habitantes y quienes trabajan por protegerla han ido escalando al punto que ni los pueblos, ni las especies, ni quienes luchan por mantenerla y protegerla están a salvo de los invasores.

Esta vez es la sangre de dos hombres que incondicionalmente se dedicaron a denunciar las amenazas que han traído consigo los invasores, las prácticas ilegales extractivas y de contrabandos que se dan en la región, y que mostraron como todo ello está afectando la vida y cultura de los Pueblos.
Bruno Pereira y Dom Phillips dieron su vida por una causa: la vida de la Amazonia. Esta causa, que es la nuestra también, atenta contra los intereses y la codicia de quienes ven a la región no como algo que guardar, sino como un sitio que explotar.
Un asesinato cada dos días
Esta vez no corrió la sangre de habitantes de la Amazonia, pero no hay ningún consuelo en ello porque sí corrió la de quienes luchan por mantener todo lo que es preciado en ella.
La noticia conmociona porque pareciera que en la Amazonia la vida vale poco o nada.

(Foto: Avener Prado/Agencia Pública)
El dramático incremento de crímenes violentos asociados a las actividades extractivas y al narcotráfico se repite una y otra vez a los largo y ancho del territorio amazónico, ante la displicencia (y a veces complicidad) de las autoridades de los Estados.
Sólo en 2020 fueron asesinados 202 indígenas, un asesinato cada dos días, como afirmó el coordinador general de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), José Gregorio Díaz Mirabal: “No hay un plan de vida para la Amazonia, [necesitamos] que haya un plan de acción urgente para defender la vida de nuestros hermanos y hermanas”.
Para los más de 25 pueblos indígenas que viven en la reserva Valle De Javarí de Brasil, el activista y el escritor formaban parte de sus familias, eran sus hermanos.
Esperamos que de este espantoso suceso haga que más personas honren y se sumen al espíritu de solidaridad por la vida que tenían Bruno Pereira y Dom Phillips. En Wataniba sus pérdidas nos conmueven e impulsan a seguir luchando por la misma causa en la que ellos creían: el derecho a la vida de la Amazonia.
Creemos que, con una profunda gratitud, la Amazonia los acoge en su seno.
Desde Wataniba extendemos nuestro pesar a las familias de Bruno Pereira y Dom Phillips; a sus amigos y a sus 6.300 hermanos indígenas del Valle de Javarí.
A todos, vayan nuestras más sinceras condolencias.
Si deseas saber más sobre Bruno Pereira y Dom Phillips te recomendamos seguir los enlaces a los siguientes artículos:
Bolsonaro says ‘something wicked’ done to Dom Phillips and Bruno Pereira
Following a rescue team as they find belongings of missing Indigenous Amazon expert
Dom e Bruno foram mortos a tiros, confessa Pelado
There is a war on nature. Dom Phillips was killed trying to warn you about it